Contacto en la Red

Solo lee...

Friday, November 18, 2005

200511181440 La Botellita de Cloranfenicol


Vivíamos en el campo. Lejos de toda urbe dotada de algún centro de salud. Aunque si hubiéramos estado más cerca de algún centro de salud no estoy muy seguro de si la historia no habría sido la misma.

Cada vez que mi hermano o yo nos resfriábamos mi padre nos daba cloranfenicol: un antibiótico con una consistencia parecida a la leche de magnesia. Creo que a nosotros nos gustaba el sabor de ese líquido espeso blanco.

Estoy seguro de que en algún momento circulaba más cloranfenicol que sangre por mis venas.

Tiempo después, en la universidad, me di cuenta de que ese antibiótico era indicado en meningitis y como antibiótico de alternativa en abcesos encefálicos, infecciones por anaerobios, fiebre tifoidea, salmonelosis sistémicas. En ningún caso un antibiótico de primera línea.

Mi padre pensaba algo distinto. La automedicación era su máxima.

Bueno, mi padre un año antes de morir fue hospitalizado por una intoxicación hepática a raíz de una excesiva ingesta de medicamentos… auto-recetados. Un año después moriría.

Durante esos días posteriores a su muerte me acorde mucho de las botellitas de cloranfenicol.

Wednesday, November 02, 2005

200511021617 Hace mucho, mucho tiempo…


La Enciclopedia Barsa. Quince tomos de empaste rojo que me fascinaban. No era algo a lo que tuviéramos libre acceso. Pasaron muchos años de mi infancia antes de que nuestro padre me dejara hojear tan delicado tesoro.

-Primero tienes que lavarte las manos.- claro, nos la pasábamos afuera, jugando en el campo. Cabalgado caballos sudados o subiéndonos a pinos, castaños y eucaliptos sudosos de pegajosa sabia.

Una hoja tras otra recorría las páginas de esa ventana al mundo. Impresos en 1956, cada columna, dibujo y foto era una ventana a un espacio desconocido para mí. Arrinconado en algún punto de la cordillera de la costa en la Octava Región viajaba a otras tierras y otras experiencias cada vez que mis ojos recorrían esas hojas. El tesoro rojo.

Ahora, navego por el mundo en forma instantánea. Tengo acceso a cuanta información deseo. Sigo encantado por las miles de millones de cosas que están esperándome. Click… ahí hay algo nuevo. ¿A ver?