200509201200 Las Empanadas
El 17 me hice unas empanadas. Mi segundo intento fuera de Chile.
Seguí la receta de mi hermano. La verdad es que hay varios trucos para lograr empanadas con una masa deliciosa y con un pino que no se repita.
El pino hecho el 17 y la preparación de la masa el 18 en la mañana. Al final, después de amasar como 15 minutos y dejar reposar un tiempo la preparación me use a armar las empanadas.
La primera conclusión una vez que tenía todo listo fue que había hecho pino en cantidades industriales, al menos para 30 empanadas, y que la masa solo alcanzaría para 6 empanadas.
Manos a la obra.
Lograr un grosor de la masa adecuado para la empanada no es un conocimiento innato. Más complicado aun si no tenía a mi hermano para darme las instrucciones precisas. Llamadas telefónicas a Chile. Conversaciones viene y van. La recomendación viene “algo más delgada que el grosor de un disco de computador. No un CD, sino uno de los discos negros, esos cuadrado”. OK, entendido. Sigamos pa’delante.
Pongo los ingredientes, casi todo en duplicado. Casi medio huevo por empanada, 2 aceitunas, como 6 pasas y pino suficiente para completar el volumen que según yo debería ser suficiente para poder doblar la masa y cerrarla.
Error de cálculo. Comienzo a doblar la masa para cerrar la empanada. Ningún problema a los lados. Presiono las esquinas. Todo bien. Me sobra como medio milímetro al frente para volver a doblar y cerrar. ¡¿Cómo cresta la voy a cerrar?!
Tomo la empanada y levanto la parte de enfrente para darle un empujón al relleno y que se desplace al fondo. Ahora doblo la chorreada-con-jugo-de-pino parte anterior de la empanada. Aprieto las puntas otra vez, con el nuevo pliegue. Quedó bien.
Tomo la empanada con una espátula grande para evitar un desastre al trasladarla a la bandeja del horno. 180 ºC por como 30 minutos. Si, acá es con grados la cuestión, nada de fuego alto o llama baja. Eso es demasiado relativismo para estos nórdicos. “Dame los grados exactos o esta hueva no me funciona”. Cero capacidad de improvisación. A veces me preguntan: “dame la receta de la carbonada que haces, o el relleno de los burritos, u otra cosa”. La verdad es que no puedo. Siempre agrego cantidades “al ojo”. Creo que esa característica respuesta “al ojo no más” de nosotros los chilenos es algo que me acompañara por siempre.
La empanada en el horno. Prendo la luz interior para ver como evoluciona el horneado. En el campo donde crecí, para hornear el pan usábamos un tambor de 200 litros de metal cortado por la mitad, sin tapas, con un par de fierros atravesados al medio en donde colocábamos una de las tapas del tambor, de menos diámetro, como base. Brasas debajo de esa base en donde se ponía el pan y una tapa metalica sobre todo eso, con más brasas.
Una vez, para navidad, cocíamos un pavo en el mismo tipo de horno. Hasta que en un descuido vino el Toqui (nuestro perro), levanto la tapa, no sabemos como a pesar de las brazas y el calor, y se llevo el pavo enterito a comérselo en algún lugar cercano a la casa. Tuvimos una deliciosa comida vegetariana. Ensaladas, vino y muchas risas de incredulidad.
Las empanadas se empiezan a poner medio doradas… y crecen… ups. Repentinamente escucho un chirrido. Una de las empanadas medio exploto por un costado y el jugo se chorrea generosamente sobre la bandeja. Abro el horno y picoteo con un tenedor la empanada que aun no ha explotado y trato de salvar un poco la integridad de la cual exploto ya. Las dejo tranquilas. Pasa un tiempo y creo que están listas. Las saco y las dejo enfriar.
Pasan algunas horas y es hora de la comida. 18 de septiembre. Música chilena ambiental. El tio Lalo Parra pide creencia al presidente para conmutar su condena a muerte. Abrimos una botella de Casillero del Diablo y le hinco el diente a la empanada. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh… deliciosa. La combinación exacta de ingredientes y la masa esta de miedo. El vino hace la perfecta compañía. VIVA CHILE MIERDA!!!!!!!!!!!!!